Estoy preocupado, tengo que reconocerlo. Llevo un par de días que me siento raro, algo enfebrecido y no consigo conciliar el descanso. Lo descubrí sin darme cuenta, como si siempre hubiera estado ahí y jamás lo notara. Lo cierto es que no le hice mucho caso al principio, aunque es verdad que me pareció enorme; no le concedí mucha importancia, lo reconozco. Ahora, sin embargo, me he dado cuenta de que es algo… algo… no sé cómo expresarlo…, posesivo y excluyente a mi existencia, como si fuera una extraña extensión de mí mismo… Sí, eso es, una extensión de mí mismo, pero enorme, y confieso que estoy aterrorizado. Me dan náuseas sentir sus latidos, su rabia; su propia esencia me infecta y me horroriza la idea de que se agigante mucho más y acabe por decidir mi destino.
Ahora se mueve, lo noto… ¡Tiene vida propia! Creo que me estoy volviendo loco… Me observa y acerca sus garras hacia mí… No sé qué pretende, pero… pero… noto que me aprieta, y aprieta, y aprieta aún más fuerte… ¡Dios…! ¡Intenta estrujarme…!
***
“Érase un hombre a un grano pegado,
érase un tumor superlativo,
érase un furúnculo medio vivo,
érase un pez-globo encabronado…”
-o-o-o-o-o-