Mujer que de tu cuerpo formas locuras sinuosas del sentido,
en tules transparentes tus trazos engalanas
de amor enfebrecido por ser por fin amada,
y anidas en tu frente deseos exclusivos de estar en ti centrada
los tiernos ojos del soñado varón enamorado.
Mujer que unes a esos ritmos efluvios de tu amor,
que al compañero adornas fingiendo ser jarrón
y alzas tu estatura con cueros de tacón,
mujer que niegas a la vida haberte regalado
aquellos parabienes que finges ignorar.
Mujer que en tus pestañas meces
los dulces parpadeos de amor sobrexcitado,
que de tus labios forjas un loco corazón
y abre sus latidos mostrando esa sonrisa
que incita al beso impúdico de púdica razón.
Mujer que danzas al son de mudas melodías,
que surges del lamento de unas musas,
que bulles en la mente del moribundo poeta,
mujer de blanca piel, de piel oscura, mujer de múltiples colores,
mujer, al fin y al cabo, mujer probeta…
Mujer homónima, mujer sextante del hombre extraviado.
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