Ahí estás, esbelta y callada,
ofreciéndote altiva a mis manos muertas,
el semblante joven y la piel tan tersa…;
palpo sensaciones de que me hablas quieta.
Pasaron los años sin darme ni cuenta,
pero tú sí has sabido mantenerte bella…
Al verte, mis dedos se tornan culebras,
locos por robar melodías bellas,
ciegos por mirar aquellos destellos
de las dulces notas que ahora están quedas.
Pasaron los años sin darme ni cuenta
pero tú sí has sabido mantenerte bella…
Ese cuerpo lleno de curvas esbeltas,
ese largo cuello que tanto mimaron mis palmas abiertas,
ese bello talle que es tu cadera,
abrazarlo añoro…, ¡dominarte entera!
Pasaron los años sin darme ni cuenta
pero tú sí has sabido mantenerte bella…
Ahí estás…, brillante, provocadora, plena,
abiertas tus gracias, caídas tus sedas,
desnuda en mi estancia, esperando alerta
que mis manos quieran acariciar tus venas.
Pasaron los años sin darme ni cuenta
pero tú sí has sabido mantenerte bella…
Ahora ya mis manos carecen de fuerza
y mi vista entera es tu esclava ciega;
lloras sin sonido, sientes mi tristeza,
hierática estás sabiéndote cerca.
Pasaron los años sin darme ni cuenta
pero tú sí has sabido mantenerte bella…
Postrado en mi cama… te siento tan cerca…
y tú ahí, sentada…; admiro tus cuerdas,
la caja, el mástil, tu puente… ¡entera!
la pena me embarga por tañer tus sedas…
Pasaron los años sin darme ni cuenta
pero tú sí has sabido mantenerte bella…
¡Ay, guitarra mía!..
¡Cuántas melodías me dieron tus trenzas!..